A continuación dejo un texto de Leopoldo Abadía, que leí en la revista Sophia del verano 2011
Con algunos bemoles dice algo muy interesante: la formación de los hijos depende de los padres, es deber de los padres, lo hacemos o no hacemos los padres.
No se trata de evadir el reto como docentes, educadores, ministros, etcs. si no de asumir un compromiso como familia educadora, como célula básica de la sociedad y para los que somos creyentes pequeña iglesia doméstica, como dice el autor no se va arreglar nada con tal o cual materia, con poner o sacar determinada asignatura, esto si o si es tarea para el hogar........ acá va la reflexión:
Me escribe un amigo diciendo que está
muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles
herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios
los encuentre confesados". Lo de que Dios los
encuentre confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver
con su preocupación.
En muchas de mis conferencias, se
levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a
mí me hace tanta gracia: "¿Qué mundo les vamos a dejar a nuestros
hijos?"
Ahora, como me ven mayor y ven que mis
hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir
"¿Qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?" Yo suelo tener
una contestación, de la que cada vez estoy más convencido:
"¡Y
a mí, qué me importa!"
Quizá suena un poco mal, pero es que,
realmente, me importa muy poco. Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno
con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis
padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.
Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho
por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la
que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay
otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para
que fuera feliz. Y
me exigieron mucho.
Pero, ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me
dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización
Y no sigo, porque ésta es la lista que
me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.
¿Vosotros creéis que mis padres
pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!
Lo que sí hicieron fue algo que nunca
les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la
adquirí, fue culpa mía.
Eso es lo que yo quiero dejar a mis
hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me
entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo
más mínimo.
A mí me gustaría que mis hijos y los
hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen
gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros,
leales.
Lo
que por ahí se llama "buena gente". Porque si son buena gente harán
un mundo bueno.
Por tanto, menos preocuparse por los
hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que
no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos.
. . . En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se
os ocurran.
Al acabar una conferencia la semana
pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también
aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros
hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho ¿qué hijos íbamos a
dejar a este mundo?
A la señora joven le sobraba sabiduría,
y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los
padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que
está todo, pero mientras
los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen
bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no
arreglaremos las cosas.
Y el Gobierno y las Autonomías se
agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y
volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por
aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y
todas estas cosas.
Pero lo fundamental es lo otro: los
padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como
antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los
hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la
autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.
Lo
sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.
1. No he hablado de los nietos, porque
para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.
Hasta la próxima.
Laura
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