Llegado a su fin el día, quisiera ofrecértelo Señor, bello y reluciente, en una bandeja de plata, con flores y adornos, con brillos y arreglos, con perfumes y aromas, ¡un gran día! lleno de cosas buenas...Sin embargo tengo este día opaco y manchado, con remiendos y agujeros, con gritos y zozobras, con rabias y anhelos, un día sucio y desparejo, lleno de ganas y falto de tiempo, puro reclamo parecido a un ruego...te lo entrego Señor...con un poco de vergüenza y algo de miedo, lo intenté lindo y me salió feo pero se que si te doy este poquito, sabrás que lo intento y me darás la fuerza y me darás la gracia para nuevos momentos...
Hasta la próxima
Laura
Hermoso! Tan cierto, tan sincero, como al Señor le gusta, estoy segura. Y lo hago mío también...
ResponderEliminarGracias Laura!