sábado, 28 de julio de 2012

Vale mucho, vale poco

La edición de octubre de 2010 de la revista Sophia puso en debate lo que está sobrevalorado y lo que está devaluado en este mundo. Algunas de las respuestas fueron éstas:

Ver crecer a los hijos


Trabajé desde los 18 años hasta que mi primer hijo, Lucas, cumplió un año y tuve que dejar de trabajar. En ese momento, mi sueldo representaba más de la mitad del ingreso en mi casa, pero decidimos achicarnos y priorizar mi salud y el bienestar de mi hijo. Hubo un tiempo difícil de adaptación, pero
jamás me arrepentí de esa decisión. Para mí, nada se compara con el placer de estar en casa para cuidar a mis hijos. Ayudarlos, estar presente para escucharlos, para verlos crecer… Son cosas que están muy devaluadas y no hay dinero que las compre. Pienso que cuando me necesiten menos, tal vez vuelva a trabajar. O no, quién sabe. Siempre creí que haber esperado tanto tiempo para tener a los chicos, y verlos un par de horas antes de ir a dormir, era inaceptable. Es un tiempo precioso y creo que es poca la gente que se da cuenta. Irene Longobardi

El compromiso

Está devaluado, hasta demonizado diría, el compromiso, el jugarse por algo o por alguien, el ponerle cuerpo a la vida. Tengo amigos que idolatran su “libertad” y, en pos de esa libertad, dejan pasar oportunidades de conectarse con otras personas. Mientras tanto, siguen entreteniéndose, llenando los días de hobbies pasajeros, mirando todo desde la superficialidad, donde el discurso pasa por un lado y la actitud, por el otro. Carolina Saenz


Las apariencias

Creo que una de las cosas que está sobrevalorada en el mundo de hoy es la apariencia.
Aparentamos ser felices, aunque tengamos que recurrir a pastillas para sentirnos bien; aparentamos tener dinero y glamour, aunque sea con una cartera de primera marca trucha o alquilada; aparentamos tener una vida feliz, aunque nos obliguemos a fingir que “todo está bien” ante muchas personas, y aparentamos que nos importa una buena educación para nuestros hijos pagando un colegio de una cuota altísima y, a veces, haciendo grandes sacrificios. Natalia Gil


Lo femenino


Quiero hablar de una sobrevaloración de lo masculino que hacemos las propias mujeres. Luchamos y peleamos tanto para que se nos reconozca como pares que terminamos queriendo ser como ellos. Y es entonces cuando
sobrevaloramos lo masculino y devaluamos lo femenino. Lo bueno es ser diferente y sentir diferente. Por eso, nosotras podemos ocupar un mismo puesto laboral que ellos, pero llegamos ahí por distintos motivos, y eso es lo mejor que nos puede pasar. Verónica Pittaro



ESTA ES MI LISTA SE QUE PUEDE SER MAS LARGA AÚN…(¿vos qué pensás?)


Están sobrevalorados el placer y la apariencia y devaluados el sacrificio y la paciencia.

Está sobrevalarada la idea de libertad y devaluada la maternidad.

Está sobrevalorado trabajar fuera de casa y está devaluado trabajar en casa.

Esta sobrevalorada la estética, la belleza exterior y devaluada la entrega y belleza interior.

Está sobrevalorada la imagen y está devaluada la palabra.

Están sobrevaloradas las comunicaciones y están devaluados el diálogo profundo la visita y la escucha…

Está sobrevalorada la información y devaluada la formación.

Está sobrevalorada la diversión y devaluada la alegría o el buen humor.

Está sobrevalorada la mujer perfecta de publicidad y devaluada la mujer real.

Está sobrevalorado el feminismo y devaluada la feminidad.

Está sobrevalorada la educación sexual y devaluada la educación para el amor.

Está devaluada la familia numerosa.

Está devaluado escuchar el cuerpo, el bellísimo equilibrio hormonal con que estamos dotadas.

Está sobrevalorado el ruido y el descontrol y devaluadas la paz y el silencio.

Está sobrevalorado el amor a los animales y devaluado el amor a la familia.

Está sobrevalorado el ecologismo y devaluado el personalismo.

Están sobrevalorados los derechos y devaluados los deberes.  

Están sobrevaloradas “las buenas ondas” y devaluada la oración. 

Están sobrevaloradas las energías y devaluado el Dios personal Padre y Amigo.

Hasta la próxima.

1 comentario:

  1. TU PÁGINA, LAURA, ES COMO CUANDO FLORECEN LOS CITRUS Y LLENAN DE PERFUME TODO EL AIRE: ES UNA SENSACIÓN TAN FRESCA Y PURA QUE TE LLEGA AL ALMA. MUY LINDAS NOTAS!
    evangelina

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