viernes, 11 de junio de 2010

Un lugar hinóspito...el tiempo

La muerte de un hijo es el más devastado de los paisajes…

Hace ya alrededor de un mes falleció la hijita de unos amigos de mi hermana, yo no los conozco, ni son nada míos, pero esos padres se me han metido en el corazón y todos los días los tengo presentes y siento algo hondo entre pena, tristeza, agudo dolor y trato de acompañarlos con el pensamiento, el corazón y la oración, puede ser porque tengo hijos, puede ser porque tuve un hijo al borde de la muerte, puede ser porque soy mujer, lo cierto es que antes de ser madre me sucedía lo mismo con estos acontecimientos fuertes y devastadores, especialmente los producidos en forma repentina donde los protagonistas preguntarán adentro suyo millones de veces por qué y vino a mi memoria esta parte de la película del extraño caso de Benjamín Button…


A veces, estamos siendo golpeados sin saber el por qué
Ya Sea de manera accidental o por decisión propia, y no hay nada que puedas hacer ... Como una pluma que mueve la brisa Sin saber a donde irá...

La Mujer de Paris se iba hacer compras pero se olvidaba del abrigo y fue a buscarlo.
Cuando agarraba el abrigo sonó el teléfono, Se detuvo a contestar y hablo por un par de minutos.

Mientras la mujer hablaba por teléfono, Daisy la bailarina ensayaba para una presentación en la Opera de París, y mientras ensayaba.
La mujer que hablaba por teléfono Salía a tomar un taxi.

Un Taxista que acababa de dejar a un cliente, se detuvo a beber un café.
Y todo esto mientras Daisy ensayaba.

Y El taxista que había dejado al cliente y se había tomado un café, recogió a la mujer que iba de compras, y que había perdido el taxi anterior por olvidar su abrigo.

El Taxista tuvo que detenerse por un hombre que cruzaba la calle, que iba a trabajar 5 minutos más tarde de lo habitual, por que había olvidado ponerse el despertador.

Mientras ese hombre que llegaba tarde al trabajo cruzaba la calle, Daisy había terminado su ensayo y tomaba una ducha.

Mientras Daisy se bañaba, el Taxista esperaba delante de una tienda a que la mujer recogiera un paquete que no estaba envuelto aun, por que la chica que se suponía debía hacerlo, había peleado con su novio la noche anterior y lo olvido.

El paquete fue envuelto y la mujer regresó al taxi, que fue bloqueado mientras salía por un camión de entrega, mientras Daisy se vestía.

El Camión de entrega salió y el taxista pudo moverse, mientras Daisy la ultima en vestirse esperaba a una de sus amigas que se le había roto un cordón de su zapato

Mientras el taxi se detuvo por la luz del semáforo, Daisy y su amiga salían por detrás del teatro

Si Solo una cosa hubiera ocurrido diferente, Si el cordón no se hubiera roto

O el camión de entrega se hubiera movido antes.

O el paquete ya hubiera estado en vuelto, porque la chica no hubiera roto con su novio

O el hombre hubiera puesto el despertador y salido 5 minutos antes

O Si el taxista no se hubiera detenido por un café

O Si la mujer hubiera recordado el abrigo y hubiera tomado el primer taxi
Daisy y su amiga habrían cruzado la calle, y el taxi habría pasado al lado de ellas

Pero Siendo la Vida como es una serie de imprevistos incidentes te alcanzan,
y sin el control de nadie, ese taxi no paso al lado de ellas, sino que el taxista se distrajo un momento antes y el taxi atropello a Daisy y su pierna fue aplastada.


Este fragmento de la película es el que mas me gusta, por la belleza de sus palabras y también por la maravillosa descripción del tiempo, de los sincronismos de lo inexplicable (o si) e inexorable que puede ser un suceso y cuánto valor tiene lo que hacemos o no hacemos, decimos o callamos, olvidamos o recordamos. Remite un poquito al aletear de mariposas del principio. Pero para no quedarnos en esto tan difícil e inentendible veamos un poquito qué es la Providencia e intentemos algunas respuestas.

La Providencia Divina, la libertad del hombre y el mal
Dios no solamente crea todas las cosas sino que también las gobierna, guiándolas a su fin de modo infalible.
Esta verdad parece oponerse a otras dos verdades de experiencia: la existencia de la libertad creada y la existencia del mal en el mundo.
¿Cómo puede ser que Dios gobierne infaliblemente al mundo y al mismo tiempo los hombres seamos libres? Si desde toda la eternidad Dios había previsto que nosotros íbamos a estar reunidos acá en este momento, si Dios causó infaliblemente las cosas para que así sucediera, ¿Cómo puede ser que nosotros hayamos concurrido acá libremente y no obligados por los designios infalibles de Dios?
Podemos decir que la providencia se manifiesta ante todo en esta 'conservación'. La providencia significa la constante e ininterrumpida presencia de Dios como creador, en toda la creación: una presencia de Dios que continuamente crea y continuamente llega a las raíces más profundas de todo lo que existe, p ara actuar allí como causa primera del ser y del actuar. Notar como es creador del actuar, por lo que se plantea el problema de la libertad creada.
Entonces
¿Cómo se conjuga la acción omnipotente de Dios con nuestra libertad, y nuestra libertad con sus proyectos inefables? ¿Cuál será nuestro destino futuro? ¿Cómo interpretar y reconocer su infinita bondad y su sabiduría ante los males del mundo; ante el mal moral del pecado y el sufrimiento humano?
Tenemos entonces que la libertad es esencial a la providencia. Sólo la criatura libre es la que puede unirse a Dios, y la creación meramente corpórea alcanza el camino de la plenitud definitiva cuando el hombre usa libremente de ella para el fin para el cual ha sido creado. El hincapié lo ponemos en esto: la libertad creada es esencial al plan de la providencia divina; sin la existencia de la libertad creada ninguna criatura (ya sea las libres como las no libres) puede alcanzar su fin.
Así afirma Juan Pablo II: El respeto de la libertad creada es tan esencial que Dios permite en su Providencia incluso el pecado del hombre. La criatura racional, excelsa entre todas, pero siempre limitada e imperfecta, puede hacer mal uso de su libertad, la puede emplear contra Dios, su Creador.
En el mundo, en el cual el hombre ha sido creado como ser racional y libre, el pecado no solo era una posibilidad, se ha confirmado como un hecho real desde el comienzo. El pecado es oposición radical a Dios, es aquello que Dios de modo decidido y absoluto no quiere. No obstante, lo ha permitido creando los ser es libres, creando al hombre. Ha permitido el pecado que es consecuencia del mal uso de la libertad creada. De este hecho podemos deducir que, a los ojos de la sabiduría trascendente de Dios, en la perspectiva de la finalidad de toda la creación, es más importante que en el mundo creado hubiera libertad, aun con el riesgo de su mal empleo, que privar de ella al mundo para excluir la posibilidad del pecado. ( Creo en Dios Padre p. 239).
Y continúa el papa: Dios providente, si, por una parte, ha permitido el pecado, por otra, en cambio, con amorosa solicitud de Padre ha previsto desde siempre el camino de la reparación, de la redención, de la justificación y de la salvación mediante el Amor. Realmente la libertad se ordena al amor: sin libertad no puede haber amor. Y en la lucha entre el bien y el mal, entre el pecado y la redención, la última palabra la tendrá el amor.

Observamos que si bien el papa afirma que todo mal no es como tal querido por Dios, sino sólo permitido, pone una gran diferencia entre el mal físico y el mal moral. De este último dice el papa que Dios decidida y absolutamente Dios no lo quiere. Además dice que el mal no es 'como tal' querido por Dios. Hay pues una clara diferencia de expresiones en referencia al mal físico y al mal moral. Se ve entonces que esta formulación del papa es equivalente a la de Santo Tomás en donde afirma que el mal físico es querido por Dios sólo por cierto bien que trae anejo, mientras que el mal moral no lo quiere para nada, sino que sólo lo permite.
Está bien aclarado cual es el porqué de la permisión del mal físico: hace a una perfección mayor del universo. Para que pueda existir este orden que observamos en la creación es necesario que unos seres mueran para que den lugar a otros. Esto implica una cierta naturaleza corruptible en los seres creados que los hace capaces de enfermedades y carencias. Esto vale también para el hombre. Si los hombres no muriesen no dejarían lugar a otros. La muerte física del hombre permite la existencia de muchos hombres para los cuales esta vida es sólo un tránsito.
Ahora bien: ¿Cuál es el sentido del mal moral?
Dice el papa que la luz definitiva - a este problema - sólo nos puede venir de la cruz victoriosa de Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 250). A la pregunta sobre cómo conciliar el mal y sufrimiento en el mundo con la verdad de la Providencia Divina, no se puede ofrecer una respuesta definitiva sin hacer referencia a Cristo. (Creo en Dios Padre, p. 251).
El mismo Cristo nos da con su vida la respuesta al sentido del mal. Cristo confirma con su propia vida -en la pobreza, la humillación y la fatiga- y especialmente con su pasión y muerte, que Dios está al lado del hombre en su sufrimiento. Jesús revela al mismo tiempo que este sufrimiento tiene un valor salvífico. (Creo en Dios Padre, p. 251).
El mal y el sufrimiento, soportados, aceptados y ofrecido por amor tiene un valor salvífico.
El hombre es el único ser de la creación corpórea que aún teniendo como fin a Dios tiene un fin en sí mismo. Él está llamado a unirse a Dios mediante el amor, y el acto de amor más perfecto se da con el sufrimiento ofrecido según aquello de que nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. (Jn 15, 13).


Cuánta luz nos da la Verdad, aunque por supuesto, en algunos momentos no nos alcanzarán los argumentos de cien teólogos juntos y le haremos reproches y preguntas duras incluso a Dios (si es que no lo negamos rotundamente). Lo cierto es que las cosas no suceden porque si, por obra del azar y sin motivo.
Los momentos de dolor nos pueden dejar ciegos, sordos, mudos, inválidos, enojados, rotos, destruidos, pero si tomamos fuerza y abrimos un poquito los ojos y los oídos y tratamos de incorporarnos, remendarnos, seguramente Dios traerá la paz. ÉL ES LA UNICA RESPUESTA. Aunque mucho no nos guste porque no cambia lo que sucedió, la fe nos hace confiar que como Dios lo permite es lo mejor.
Yo no soy nadie para hablar así, por eso a continuación transcribo lo que escribió un padre sobre su dolor por uno de sus hijitos muerto…pañuelos al alcance…

Un lugar inhóspito…
Son párrafos del libro “Un dolor extremo”.
Quisiera tener capacidad de poder expresar en palabra escrita los sentimientos que dominan estos tiempos de mi vida. Son tan profundos, que lo siento una quimera. Son tan dolorosos, que me da temor reflotarlo en el papel. Son tan confusos por cuanto contienen alegría y angustia, certeza e incertidumbre, esperanza y ahogo.
Imagino que es difícil para alguien de afuera entenderlo, poder ponerse en este lugar tan inhóspito, al tiempo que tan compartido por cientos de abrazos, mimos, besos, palabras, miradas…
Tanto cariño de tanta gente amiga invade con la misma energía y brutalidad que un torrente de amor. Contagia y alegra, contiene y abruma, pero da una bocanada de alivio y sosiego tal, que siento que mi corazón roto se mueve bruscamente entre la alegría y la extenuación.
Tengo más dudas que certezas, más temores que palancas desde donde arrancar, pero en momentos como estos, una sola certeza es suficiente para animarse a mover montañas.
Sebastián fue feliz. Nosotros lo ayudamos a que lo fuera. Nosotros también lo fuimos con él, y lo seguiremos siendo con nuestros otros siete hermosos hijos que nos han sido prestados.
Tengo la certeza de tener la mejor mujer del mundo. No necesitaba esto para saberlo, pero es un suave y profundo sentimiento indestructible el saberse al lado de una gran mujer, una gran mamá, una extraordinaria persona.
(…)
La tristeza es indescriptible, la angustia, por momentos muy dolorosa, pero en este túnel de llanto, desesperación, impotencia, tengo la certeza de que la luz no está al final, está aquí mismo, en el túnel, solo que no se como prenderla.
No hace falta traspasar el túnel para haber “terminado” con el sufrimiento. Hace falta el coraje de buscar la luz ya mismo, no para tapar, no para esconder, no para protegerse, sino para descubrir el regalo que hemos recibido, y saber que recibirlo significa sacrificio y mucho dolor. Y sobre todo aprender, si es que lo logramos, que somos verdaderamente pequeños, y qué no solo mis hijos no son mis hijos, sino que mi vida no es mi vida. Soy su custodia y guía. Tan sólo eso.
Cuantas teorías de vida empequeñecidas en minutos. Me cansé de teorizar sobre tantas cosas. Sé que lo seguiré haciendo pero con un regalo adicional que no tenía. Algo de entendimiento. No entiendo que pasó. No lo pretendo tampoco. Pero desde el dolor comprendo, de manera más profunda que antes, que la vida es un regalo que debemos aprovechar y revitalizar a cada minuto, cada hora y cada día.
(…)
Sebas, le pido a Dios y te pido que me ayudes toda la vida a ser un buen padre. Tus siete hermanos me necesitan. Te pido que le des a mamá, que tanto te cuidó y te quiso desde que vimos dos rayitas, la fortaleza de ser una madre alegre como la que vos conociste y disfrutaste tanto.
La distancia…
Ahí está el misterio. Quiero tenerte al lado, pero tengo que conformarme con que no estás al lado, estás dentro de mi corazón. Qué paradoja, dentro es más que al lado. Que dureza habrá en mi corazón que no puedo disfrutarte aún…


Nada más para decir… este corazón dolorido, traspasado con lo peor de lo peor ha dicho palabras bellísimas: certeza, sosiego, dolor, profundo, luz, coraje, descubrir, regalo, alegría, amor, custodio y guía, fortaleza, misterio, corazón… este corazón ha hablado con el suave dolor de los que sufren en cruz, es tan hondo y tan hermoso lo que ha dicho que no puedo dejar de llorar pero tambien de admirar.

jueves, 3 de junio de 2010

Algo mas sobre el bicentenario

En principio diría que (para mi) no pasó el bicentenario porque la fecha pasó. Pienso celebrarlo hasta 2016, en todo este tiempo reflexionar, hacer una búsqueda, proponer nuevos planteos, trabajar por mi Argentina, por mi gente, por hacer más noble y más bello este lugar. Y hablando de reflexión pienso en las raíces de esta Patria, tuvo hondas raíces cristianas y quiero rescatar algunos hechos que no nos van a enseñar en la escuela pública (y en la privada tampoco, aunque sea catolica), que no nos va a mostrar TVR, ni 6,7,8, ni canal encuentro (o tal vez si). Ni va a estar escrito en un libro de Felipe Pigna o en el discurso de nuestros politicos.

Entonces hago un humilde rescate de los valores cristianos de nuestros grandes próceres (seguramente con defectos odiosos también) pero no por eso menos grandes. En primer lugar tenemos como Madre y Patrona, a Nuestra Señora de Luján, que tiene una bella historia de cómo se quedó en este lugar, con hechos y personas muy simples, sin grandes apariciones, ni magnificencias (que también las puede tener y son maravillosas) pero este no fue el caso. El milagro sucede con una imagen cargada en una carreta, cuyos bueyes no quieren marchar. Con un negro esclavo llamado Manuel que “siente” que la Virgen se quiere quedar, recibe un soplo del Espiritu Santo, sugiere bajar la imagen y la carreta por fin se mueve. ¿Qué habrán sentido aquellos paisanos en ese momento? ¿Qué habrán rezado? La Madre se quedaba con nosotros mucho antes de la Independencia, en 1630.

San Martín: Su corazón religioso y compasivo Después del combate de San Lorenzo, encarga al guardián del convento la celebración de varias misas, para rezarse, durante el mes de febrero de 1813, por los caídos en la refriega; y otras, con tedéum, en acción de gracias por la victoria, Coloca cruces sobre las tumbas de los muertos -como lo hará también en Chacabuco- y acepta con satisfacción cristiana y agradece afectuosamente los servicios espirituales, que el presbítero Julián Navarro y los treinta franciscanos prestaron heroicamente a la tropa. En carta del 5 de febrero de 1813, el padre guardián Pedro García habla del 'religioso y compasivo corazón' de San Martín, quien les consigue cuanto piden, apuntando en su declaración al gobierno: 'es notoria la decidida adhesión de aquella Comunidad a la sagrada causa de América, de que he sido testigo'. Luego cumplimenta a los frailes en una carta desbordante de afecto hacia los ministros de Dios: 'Los beneficios del convento de San Carlos están demasiado grabados en mi corazón para que ni el tiempo ni la distancia puedan borrarlos... Diga Vd. un millón de cosas a esos virtuosos religiosos; asegúreles usted los amo con todo mi corazón; que mi reconocimiento será tan eterno como mi existencia. Besa su mano, José de San Martín. Buenos Aires, 16 de mayo de 1813'. Y el 26 de julio, Azcuénaga les comunica que la Soberana Asamblea 'ha tenido a bien concederles titulo de ciudadanía'. La Virgen María, objeto de su devoción Desde 1813, San Martín llevó siempre consigo el relicario de la Virgen de Luján, obsequio de su esposa, 'que morirá como una santa'; y desde 1823 guardó religiosamente sobre su pecho la preciosa reliquia, según testimonio del nieto del general Olazábal, quien la entregó al museo de la histórica villa. En 1818, después de la campaña de Chile y antes de libertar al Perú, San Martín se dirige a Buenos Aires y aprovecha el viaje para postrarse ante la Imagen de la Virgen de Luján, dándole gracias y pidiéndole su bendición. Y en 1823, en su último viaje de Mendoza a Buenos Aires, al pasar por Luján, fue nuevamente a los pies de la Virgen para agradecerle el feliz éxito de sus campañas, consolarse de la muerte prematura de su fiel esposa e implorar su auxilio en la adversidad y en el ostracismo, lejos de la Patria que había fundado. El piadosísimo general Belgrano le escribe desde Loreto (provincia de Santiago del Estero), ofreciéndole en su enfermedad la amistad y los cuidados pastorales del cura de Santiago, presbítero doctor Pedro Francisco Uriarte, que lo saludará y lo atenderá en su nombre, durante su permanencia en la ciudad. Luego, el 6 de abril de 1814, le dice: 'Mi amigo: La guerra no sólo la ha de hacer Vd. con las armas sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales, cristianas y religiosas... El ejército se compone de hombres educados en la religión católica que profesamos... Añadiré únicamente que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa... Acuérdese Vd. que es un general cristiano, apostólico, romano; cele Vd. de que en nada, ni aún en las conversaciones más triviales, se falte el respeto a cuanto diga a nuestra Santa Religión...' El 8 de mayo de 1814 se hacen públicas rogativas en Córdoba por la salud de San Martín, que vivió retirado en la hacienda de Pérez Bulnes en Saldán, desde mayo hasta agosto de ese año. Allí existía un oratorio público dedicado a Nuestra Señora del Carmen y era el lugar de reunión de los vecinos, los cuales escuchaban la misa dominical con el ilustre enfermo. El 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, en ese preciso lugar, pactaron 'amistad y alianza eternas', los dos íntimos amigos: San Martín y Pueyrredón. Por mucho tiempo llevó San Martín entre sus maletas y útiles, durante sus campañas, un cuadro de la Virgen del Carmen, de 38 cm. por 31 cm. pintado al óleo sobre tela, que luego obsequió a su fiel amigo el general Las Heras. Esta imagen se halla hoy en Córdoba, en el museo particular del ingeniero Castellano. Existe también en el museo sanmartiniano de Mendoza una estatua de la Virgen del Carmen, que el general veneraba en su dormitorio.

Preocupación por la educación católica en las escuelas
La educación de Cuyo tuvo en el colegio de la Santísima Trinidad, fundado por San Martín, el más alto exponente de la cultura de la zona andina. Donado el colegio por el presbítero Cabral y regenteado por los presbíteros Güiraldes y Videla, fue puesta bajo la especial tutela de San Luis Gonzaga. San Martín estableció que se enseñaran, además de las ciencias profanas, 'los deberes del católico', como fundamento de toda cultura; y ordenó edificar la anexa capilla para las prácticas religiosas. Con idénticos fines y bajo los auspicios del general, dirigían escuelas, en Mendoza y San Juan, sus amigos y colaboradores, presbíteros Morales, Lamas y Gómez. El historiador Hudson, alumno de estas escuelas, afirma: 'Leer, escribir y contar, saber las obligaciones del católico y guardarlas estrictamente; he aquí la instrucción dada a la juventud de entonces' bajo el gobierno del general San Martín. El vicario castrense, presbítero doctor José Güiraldes, bautiza a la hija del general, el 31 de agosto de 1816, a los siete días de nacer; y el Gran Capitán pone a su 'infanta mendocina', bajo la augusta protección de la Virgen de las Mercedes. Más tarde la educará en un colegio de religiosas, donde la visitará semanalmente. En 1853, cuando Mercedes de San Martín, visita con su esposo, Mariano Balcarce, al papa Pío IX, en audiencia privada, el Padre Santo tendrá recuerdos elogiosos para el Héroe de los Andes, y Balcarce escribirá luego a Félix Frías, el 10 de febrero de ese año: 'Hemos quedado encantados con la bondad, dignidad y angelical dulzura del Padre Santo, de cuya benéfica acogida conservaremos un recuerdo indeleble mientras vivamos' En la noche de Navidad de 1816, San Martín manifestó su deseo de que la bandera, que habría de llevar la libertad a Chile, fuera 'del color del cielo', y era su voluntad que el día de Reyes el Ejército tuviera bandera, como regalo de su general. En sus pliegues fue bordado el escudo nacional 'con sedas de colores e hilos de oro, que se sacaron de una casulla de los franciscanos'; y al concluir su labor, las damas, presididas por la esposa de San Martín, amanecen arrodilladas ante el crucifijo del oratorio de la casa del General, dando gracias a Dios por haberlas ayudado a terminar la bandera y orando por el triunfo de las armas de la patria.

La Virgen del Carmen, Generala de su Ejército
San Martín, el 5 de enero de 1817, después de haber elegido en junta de oficiales a la Virgen del Carmen como Patrona del Ejército de los Andes, se dispone a solemnizar con emotivas ceremonias religiosas el magno acontecimiento. La procesión, presidida por los prelados, San Martín y el teniente gobernador, llega de San Francisco a la Matriz, donde se halla la nueva bandera depositada sobre la bandeja de plata. Antes de la misa, San Martín se levanta de su sitial, sube al presbiterio, toma la bandera y la presenta al sacerdote, quien la bendice juntamente con el bastón del General. Al Evangelio, el canónigo Güiraldes pronuncia el panegírico de circunstancias. Terminada la misa, se entona el tedéum, se reanuda la procesión y llegan, al altar del tablado, la bandera .y la imagen de la Virgen. Entonces San Martín coloca su bastón de mando en la mano derecha de la Madre de Dios, poniendo bajo su amparo la dirección del Ejército y el éxito de la campaña libertadora. Dice Capdevila: 'Tal ceremonia es un acto religioso típico, que define a San Martín como a un perfecto católico, apostólico, romano, creyente como el que más en la Madre Purísima'. El 25 de mayo de 1815, ordena como gobernador de Cuyo celebrar con solemne 'función de Iglesia' el aniversario de la Revolución; y el 8 de agosto de 1816, jura con su estado mayor, 'por Dios y por la Patria', la Independencia Nacional. Antes de -emprender el cruce de la Cordillera, el Héroe de los Andes oye misa y comulga con todo el Ejército, al que le impone el escapulario de la Virgen del Carmen; como hizo personalmente Belgrano con los cuatro mil escapularios que le enviaran las monjas de Buenos Aires, colocándoselos a sus soldados en Tucumán, después del triunfo obtenido en el día de la Virgen de las Mercedes. Y San Martín en unidad de pensamiento con su íntimo amigo el general O'Higgins -que juró proclamar a la Virgen del Carmen como Patrona y Generala de los ejércitos de Chile, si lograban las armas patriotas el triunfo de la libertad; y que después de Cancha Rayada, de rodillas ante el altar de la Reina y Madre del Carmelo, formuló el voto de levantar un templo en el campo de la victoria-, prestó su profunda adhesión a todas las ceremonias que en ese año de 1818 se realizaron en Maipú, celebrando el triunfo con imponentes actos religiosos. Ya el 16 de julio de 1817, festividad de la Virgen del Carmen, se había hecho la solemne entrega de la medalla de honor a los vencedores en Chacabuco, seguida de una gran procesión, en que participaron las tropas libertadoras; el 21 de abril de 1818 se oficia, por la victoria de Maipú, una solemne misa en la catedral de Santiago de Chile, a la que asistieron. San Martín y O'Higgins, con panegírico del presbítero doctor Julián Navarro.

Lastima que a los revisionistas lo único que les gusta destacar es que no cruzó los Andes en un caballo blanco en estado vigoroso, sino arriba de un burro y enfermo (que en parte estará bien aclararlo) o que su esposa le era infiel y Mercedes no era su hija (que me parece horrible) o la versión de los masones que dicen que San Martin pertenecía a su grupo…

Luján: origen indudable de la bandera Argentina

Mucho se ha dicho sobre el origen de los colores de la bandera Argentina. Se dice que su creador, el General Manuel Belgrano, se inspiró en los colores del cielo para imprimir el azul/celeste y blanco que la caracteriza. Sin embargo, otra es la verdad: los colores de la bandera Argentina fueron tomados de los colores de María de Luján. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por ejemplo los textos del historiador Aníbal Rottjer: “El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: “Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján de quien era ferviente devoto. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según lo aseveran afamados historiadores”. El mismo autor dice: “Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usando como distintivo de reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra banca, y que llaman de la medida de la Virgen, porque cada una de ella medía 40 cm, que era la altura de la imagen de la Virgen de Luján”. O también “al fundarse el Consulado en 1794, quiso Manuel Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de la dicha institución constaba de los colores azul y blanco. Al fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones distintas de las que tuvo en 1794?”. El Padre Jorge Salvaire no conocía estos detalles y sin embargo afirma que “con indecible emoción cuentan no pocos ancianos que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul celeste, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto”.


Manuel Belgrano, que había concurrido a Luján en 1812 con su ejército a visitar a María y rezar el Rosario allí con sus soldados, ofrece a la Virgen en 1813 dos banderas tomadas al enemigo en la batalla de Salta. El 27 de mayo se leyó en la sesión del Cabildo de Luján el siguiente oficio: “Remito a Usía dos banderas de división, que en la acción del 20 de febrero se arrancaron de las manos de los enemigos, a fin de que se sirva presentarlas a los pies de Nuestra Señora, a nombre del Ejército de mi mando, en el Templo de ésa, para que se haga notorio el reconocimiento en que mis hermanos de armas y yo estamos a los beneficios que el Todopoderoso nos ha dispensado por su mediación; y exciten con su vista la devoción de los fieles para que siga concediéndonos sus gracias. Dios guarde a Usía muchos años. Jujuy, 3 de mayo de 1813. Manuel Belgrano.
Al Sr. Presidente, Justicia y Regimiento del Muy Ilustre Cabildo de la Villa de Luján”. Cumplidos todos los trámites oficiales y notificaciones debidas, las banderas fueron colocadas en función solemne ante la Santísima Virgen de Luján el sábado 1 de julio de 1813. Luego de conocer estos hechos históricos que nos revelan que la bandera Argentina procede directamente del Manto de la Madre de Dios, debemos comprender que Dios no se aparta de la historia de las naciones. Somos los hombres los que nos apartamos de Dios, pese a Su insistencia en ayudarnos. En este caso, por intercesión de Su amorosa Madre.

Mensaje de Juan Manuel de Rosas, 25 de mayo de 1836
Qué grande, señores, y que plausible debe ser para todo argentino este día, consagrado por la Nación para festejar el primer acto de soberanía popular que ejerció este gran pueblo en mayo del célebre año mil ochocientos diez! ¡Y cuán glorioso es para los hijos de Buenos Aires haber sido los primeros en levantar la voz con un orden y una dignidad sin ejemplo! No para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la Nación, había caducado de hecho y de derecho. No para revelarnos contra nuestro Soberano, sino para preservarle la posesión de su autoridad, de que había sido despojado por un acto de perfidia. No para romper los vínculos que nos ligan a los españoles, sino para fortalecernos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de auxiliarnos con mejor éxito en sus desgracias. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella y no ser arrastrados al abismo de males, en que se hallaba sumida la España. -Mensaje de Juan Manuel de Rosas del 25 de mayo de 1836-

Entiendo que estas palabras no le sonaran bien a muchos, recuerden hemos sido educados en escuelas públicas yo además en Entre Ríos donde hay “que querer a Urquiza y detestar a Rosas” sigamos preguntándonos, no conformándonos con una sola visión de los hechos o con muchas y erróneas.

¿Por qué creemos que Juan Manuel de Rosas fue titulado “Restaurador de las Leyes”? Él fue, antes que nada, un tradicionalista que venía a restaurar las leyes de la patria vieja, es decir, la hispánica, la criolla, la inicial. La que perdió su rumbo luego de Mayo de 1810 y por el accionar de los salvajes unitarios tras fusilar a Dorrego en 1828 y por la ultimación que hicieron de Quiroga en 1835. Sin embargo, Rosas no desdeñó lo actuado en la Semana de Mayo: equiparó la jornada con la del 9 de julio de 1816 en un decreto que hoy pocos recuerdan (o que lo reconocen pero no lo divulgan). Debemos reconocer, no obstante, que Juan Manuel de Rosas siempre evocó más las Invasiones Inglesas en vez de la Revolución de Mayo, y eso no deja de ser un dato menor. El “Bicentenario” lejos de facilitar la consolidación de un definitivo pensamiento patriótico, vuelve a confundir los hechos de la historia para imponer, con ello, falsos nuevos “prohombres” de la Argentina, acoplándolos a aquellos que, como Sarmiento, Castelli, Moreno, Urquiza o Monteagudo, fueron introducidos en las mentes de los argentinos como “organizadores” del Estado Nacional o “mártires” de la causa independentista.

La patria no comienza hoy con nosotros, pero no puede crecer y fructificar sin nosotros. Recibimos la patria como una tarea inacabada y nos toca a nosotros, a todos seguir recreándola y construyéndola. Debemos preguntarnos ¿Qué puedo yo hacer hoy por la Argentina?

Nos trasladamos en espiritu a todos los sagrarios de nuestra patria para adorarte, Señor. ¡Dios hecho hombre por amor a nosotros! Y escuchamos tu voz “¡Yo Soy el Pan vivo bajado del cielo!” Señor regalaste a nuestra patria grandes dones naturales, para que pudieramos generar bienestar para nosotros y cubrir tambien las necesidades de otras naciones. Más qué haríamos con ellos sin el regalo mas grande: tu Hijo, hecho Pan de vida para que nosotros vivamos para siempre, edifiquemos una patria fundada sobre el pan del cuerpo y el pan del espiritu.

Señor jesús, te pedimos que nuestra patria, como un árbol plantado junto al torrente de la fe, beba de sus raíces: que crezcamos día a dia en dialogo y unidad.