jueves, 20 de febrero de 2020

Viaje a Ushuaia


                                          
A este viaje lo hicimos en el mes de mayo; en verano habíamos recorrido la Patagonia bajando por el mar y subiendo por la cordillera pero no pudimos llegar a Ushuaia. Quedó pendiente y como mi embarazo avanzaba, tuvimos la oportunidad de ir en avión hasta el fin del mundo, serían poquitos días para conocer lo mas importante y cerrar ese capitulo.

Llegamos muy temprano al aeropuerto, alquilamos un auto, llovía un poco y faltaba para hacer el ingreso al hotel así que nos fuimos al museo del ex presidio o Cárcel del fin del mundo, nos encantó, es muy completo y rico lo que hay para ver la primera parte sobre pueblos indígenas, el canal, los barcos, exploradores, naufragios, mapas, aventureros, se abre un abanico impresionante de temas para abordar, investigar y conocer. Por supuesto que lo que se refiere a la cárcel, es muy interesante con visita guiada recorrimos un lugar triste lleno de historias. Mi hija desde que conoció al Petiso Orejudo en el libro "Geografías argentinas" de Jáuregui fue su deseo ir a la cárcel y "conocerlo"


















Preciosos muebles que hacían los presos.

Maqueta 


Terminamos este paseo y nos fuimos a instalar al hotel, estaba muy bien calefaccionado, el joven que nos recibió hablaba mucho y estaba enamorado de Ushuaia así que nos recomendó el paseo en catamarán cuánto antes, salimos apurados, llegamos justo porque no es fácil moverse en la ciudad tiene como "niveles" mas bajos y mas altos y no todas las calles suben o bajan. Por suerte nos esperaron y nos instalamos en la embarcación  dispuestos a disfrutar.

 
Observese el paisaje, había salido el solcito (afuera el frío era terrible)













Llegamos al mal llamado faro del fin del mundo, este es el mas famoso está a unos kilómetros de la ciudad, el otro está en una isla mucho mas lejos. Eso si es bellisimo, no dejas de mirarlo junto a la fauna que lo rodea y el agua tan cristalina, verdaderamente enamora.






























Volvimos al hotel deseoso de calorcito, ni a cenar salimos, comimos algo ahí y nos fuimos a la cama a ver pelis, jugar compartir, estábamos cansados y con frío.


Al día siguiente temprano partimos para Puerto Almanza, es un paraje precioso, el camino es muy bello lleno de arboles que nos parecían "celestes" o grises pero resulta que tenían un poquito de nieve, por fin llegamos enfrente se ve Chile, el lugar es típico pobladito de pescadores, con negocios pintorescos, las herramientas y elementos de pesca en las orillas, el silencio increíble la pureza de todo lo que se ve, el agua, el cielo, el poco verde...cambien la sorpresa de lagos o lagunas congeladas tiramos algunas piedras y vimos que quedaban ahí, parece una obviedad pero para los que vivimos en la Pampa húmeda era asombroso.





























Comimos en un hermoso lugar, lleno de decoraciones marítimas y pesqueras, con buena comida y calor de hogar.









                                                   Tirando piedras al agua congelada...

Luego de almorzar seguimos la ruta hasta que encontramos mucha nieve, bajamos unos minutos para tocarla y sacarnos fotos. Llegamos a Tolhuin una de las tres ciudades que conforman la Provincia Tierra del Fuego, estuvimos un ratito a la orilla del mar y pensamos en el regreso por si la ruta se congelaba. Lo bello del paseo es el camino mas que el destino en si.



































Nuestro ultimo día llegó de mañana fuimos a un centro de esquí pero no estaba abierto ya que no era la temporada y se estaban preparando, nuevamente disfrutamos el camino, vegetación con nieve, diferentes vistas de la ciudad...luego fuimos a un lugar para que nuestra hija mayor patine sobre hielo, al principio le costó hasta que se adaptó y disfruto mucho, nosotros tomábamos fotos y teníamos frió jeje





























Finalizamos el viaje yendo al Parque Nacional, es bellisimo realmente sentís que estas en el fin de todo, hay silencio y pureza, belleza muda, naturaleza extrema, el frío golpea, el sol cae a raudales pero no alcanza y todo te exige mirar y seguir no detenerte ni cambiar nada.





















































Y llegó el momento de volver y se sintió muy bien. Hay muchos atractivos mas en este hermoso lugar del planeta pero no teníamos mas tiempo y nuestra familia tiene un niño en silla de ruedas y en ese momento un bebé en la panza, con esas particularidades conocimos lo justo y necesario, disfrutamos de un lugar totalmente diferente, aprendimos, y quedamos con ganas de volver!!! 
¡¡¡Anímate Ushuaia te va a encantar!!!

Hasta la próxima.
Laura.





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