Este podría ser un slogan para mi y mi familia que resuma este año que pasó.
Seguro que fue un año bueno, si somos agradecidos, positivos y vivimos la fe profundamente fue un año muy bueno. Pero también somos de barro, incompletos e imperfectos y cada cosa buena tuvo su lado difícil.
Nos mudamos a la casa propia, a nuestro nido, al “Hueco Hogar” ¡¡es maravilloso!! Sin embargo convivimos con cambios constantes, mucha suciedad, incomodidad, reclamos, invasión de espacios y de la intimidad, mucho tiempo y dinero puestos en ese único objetivo…se hizo urgente, por momentos, buscar espacios plenos de poesía, retazos de belleza (porque gracias a Dios la belleza tiene la capacidad de asomar entre los escombros, estallar como chispa y sorprendernos aunque sea un instante…)
y escucho las miles de frases mil veces repetidas “es tuyo”, “es por un tiempo”, “sin sacrificio no hay nada” “ya te vas a olvidar”, “aguantá un poco y vas a ver que te queda re lindo”, todo es CIERTO y pienso lo mismo, pero a veces NO ALCANZA y es bueno que las personas queridas (al menos) te comprendan en lugar de convencerte de que todo es genial y vos sos una quejosa desagradecida. Además no pido la solución de nada porque es algo elegido simplemente que me comprendan el cansancio.
Se han ido algunos seres queridos uno de ellos muy recientemente y muy cercano, la abuela Rosa “se ha dormido en el Señor” como decía el responso, que mas hermoso que luego de una larga y dolorosa vida el cuerpo vaya a descansar y el alma a gozar, pero el vacío de la ausencia física y la certeza de “que tal como la conocimos” no va a volver es terrible y duele, al principio duele mucho, y otra vez es bueno que comprendan ese dolor y no piensen que no aceptás lo que te pasa o no tenés fe.
Entre escombros y herramientas hemos disfrutado un poco de pastito en el patio de casa y en el árbol descubrimos un nido de paloma y nidos de colibríes que alegran nuestras tardes. No tenemos la huerta que queremos pero logramos una pequeña que ya está mostrando sus frutos y eso da mucha satisfacción y ganas de seguir.
Nos estamos preparando para recibir en pocos días al nuevo pichón. Emma está próxima al encuentro, hay gran expectativa, estamos buscando ropitas, recordando los otros nacimientos, armando el lugar donde va a dormir, la hermana mayor participando de todo este proceso ¡estos también son espacios plenos de poesía!
Proyectos hay muchos algunos postergados, otros dormidos, otros esperando pero también es maravilloso dejarse sorprender, dice un viejo dicho “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.
No todo sale como uno quiere, o con la rapidez que uno quiere, o con la armonía que uno quiere ante esto es alentador sabernos en las manos de un Dios padre que es muy bueno y nos llena de confianza sabernos una familia acurrucada en los brazos de papá Dios.
No somos una empresa para medir el año en listas de debe y haber, me gusta mirar el año mas allá de pérdidas y ganancias también como aprendizaje, si estuvo dentro de lo que me propuse y cuan flexible fui con las sorpresas, si habré estado abierta a los cambios, o si me habré dejado llevar por mandatos externos, creo que uno de los mas terribles y actuales es el de la rapidez “queremos todo ya” y las cosas buenas se gestan, se amasan, se riegan, hasta que llegan horneadas o florecidas, lo mas difícil en nuestra sociedad es disfrutar los procesos.
Dicen que si querés hacer una lista de metas o de logros hay que ser además de realistas, pacientes (y esto es algo que me cuesta bastante por lo tanto no deja de ser una meta je!) y agregar dos ingredientes infaltables el CORAJE y la PASIÓN.
Por estos lugares son imprescindibles ya que formar una familia, apostar a los hijos y a la vida, estar con ellos mucho tiempo y tiempo con calidad, ayudarlos a vivir procesos en profundos y vitales como nacimientos o duelos, acompañar enfermos y solos, cuidar una mascota o un jardín, comer sano y en familia, disfrutar el aire libre, los encuentros, las celebraciones familiares y religiosas entre muchas otras cosas no son moneda corriente, ni moda ni divertido ni placentero entonces si te lo proponés estas loca o sos muy audaz…es una sociedad regida por el placer y los horarios para cumplir con exigentes trabajos que pagaran nuevos placeres y tecnologías que nos ahorren el esfuerzo de los ritos. Las mujeres “necesitan” trabajar para pagar el shopping, la estética, la cena con las amigas, el auto propio, el delivery, el regalo caro para el nene o la semana de sky…en fin me fui por las ramas y estoy pensando en mi, pasa que también pienso en lo que no quiero ser.
Diciembre es un mes de mucha impresión y nostalgia por lo que es bueno aquietar el mar de emociones en el que nos vemos inmersas, para silenciar nuestra mente de lo que viene de afuera y conectarnos con nuestra interioridad, en la escucha de nuestro ser mas profundo que nos indicará el camino a seguir.
Que lugar mas hermoso que el pesebre para este acto grandioso de examinarnos pero también de hacer de nuestra vida una oración. Es un tiempo trascendental para inundarnos de luz salir de la sombra y el temor, navidad no es tiempo para el miedo no podemos temerle a un Dios friolento indefenso y envuelto en pañales ¡¡él es uno de nosotros!!
¡¿Quién mejor que Él para comprender nuestras penas o disgustos, nuestras flaquezas?! Si vino a asumirlos en cuerpo y alma CON NOSOTROS.
En sus manos nos ponemos, entregamos este año con agradecimiento y recibimos el nuevo con mucha alegría y esperanza. Con coraje y con pasión.
viernes, 30 de diciembre de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
Mi querido Pedro
Cuando era pequeña tuve la gracia de que mi tía Ana le preste a la familia una preciosa Biblia Juvenil, con tapas de cuero verde y el título escrito en letras doradas. Adentro tenía un tanto resumidos todo el Antiguo Testamento y el Nuevo con bellas láminas ilustrando cada texto.
En catequesis estábamos fascinados, yo la llevaba para que la señorita nos muestre las ilustraciones, tengan en cuenta que no era un época como está llena de láminas y recursos visuales, de esto hace más de 20 años en un minúsculo pueblito del interior, la catequista nos mostraba la imagen correspondiente al tema del día, afuera con mis compañeras la mirábamos y yo les decía los títulos porque obviamente la conocía de memoria, ya que con mis hermanas pasábamos las mañanas invernales metidas en la cama de mi mamá mirando y mirando cada una de las escenas .
Nos atrapaba, en particular la tentación de Jesús ya que la ilustración mostraba al demonio, con toda su fealdad, la curiosidad infantil tiene atracción por las cosas terroríficas, aclarando que teníamos una fe muy profunda y nos dejaba tranquila saber que Jesús lo venció. ¡Es horrible, pero Jesús no le creyó nada!- decíamos.
La otra escena a la que quiero referirme (y debo reivindicarme) es a la de Jesús caminando sobre las aguas, Pedro hundiéndose y el Señor tomándolo de la mano porque tuvo miedo. Yo en mi soberbia inocencia comentaba muy segura ¡qué tonto Pedro, mirá si estando Jesús ahí yo me voy a hundir!
Pobre de mí, tantas veces en la vida he tenido al Señor al lado mío, esperándome para que camine hacia Él sin miedo y he escuchado el viento o me dejé avasallar por la tormenta y tuvo que venir con Su mano a rescatarme. Es fácil mirar de afuera y decir que debía hacer el otro, o que haríamos en su lugar….
Pedro es el personaje bíblico que más me conmueve, debe ser porque me parezco mucho a él (digo al Pedro de antes de Pentecostés), atropellado, bocón, exagerado, torpe, pero lo que no se puede discutir es que amaba a Jesús por supuesto que imperfectamente, quizá sentimentalmente, humanamente pero lo amaba…
Este fin de semana que pasó, justo era sobre este Evangelio, estando de paso en una ciudad escuché bellas palabras del sacerdote que predicó en la misa, él decía: muchas veces nos pasa lo que a Pedro nos entusiasmamos con algo pero la tempestad nos hunde, porque ante la dificultad le pedimos al Señor que nos ayude, que nos asista, que nos arregle el problemita “como nosotros queremos” y olvidamos el ENCUENTRO…incluso nos perdemos el encuentro…estamos caminando hacia Él, nada nos puede pasar. Si podemos darnos cuenta, en medio del miedo, podemos gritar la oración de Pedro en aquel momento ¡Señor Sálvame!
Lo que escribo a continuación está tomado del libro Simón Pedro de Georges Chevrot que me ha fascinado…
Jesús clavó su mirada en él y penetró lo más profundo del corazón, más allá del pobre artesano pescador Jesús veía a toda su Iglesia hasta el final de los tiempos, no le pide que disimule su personalidad lo conocía desde siempre, lo esperaba…le cambia el nombre y con ello toda su vida, los horizontes de Simón llegan hasta el otro lado del lago Genesareth, formará una familia creyente que tomará su barca cuando cierren sus ojos, sin embargo Dios tiene otros planes no morirá en el minúsculo villorio de Betsaida, tendrá otra multitud de hijos, timoneará una barca que atravesará mares más turbulentos que el Tiberiades, con miras a trabajos más rudos…
Así es el Señor, un alma se presenta ante Él y la atraviesa de parte a parte, la adivina, la nombra, la consagra y en cierto modo toma posesión de ella, pues somos objeto de una vocación especial por parte de Dios.
Dios nos nombra y nos llama a una tarea, no señala una función y eso constituye nuestra vocación, pero también nos da libertad. Nos ha dotado de cualidades apropiadas para la tarea que espera de nosotros. Más no las da en pleno desarrollo, sino como semillas que debemos cultivar y hacer crecer al sol de su Gracia. Simón puede llamarse muy bien Pedro, pero no cambia de carácter como de nombre. No manifestará de inmediato la firmeza que indica su nombre…al llamarnos Dios no nos anula, sino que nos estimula Él llama pero debemos responderle. Simón se convirtió en Pedro a costa de renovados esfuerzos, nosotros no conseguiremos las virtudes sino con energía y paciencia, Dios podría dárnosla sin nuestra colaboración, pero eso es creación. La vocación añade a la acción creadora la libre respuesta de la creatura.
Cuando crea el universo irresponsable dice “hágase la luz” y millones de soles iluminan el espacio, pero cuando hace al hombre un ser moral, le pregunta y lo invita ¿Quieres ser la luz del mundo?
Cuando le dice a Pedro navega mar adentro, a este no le parece la mejor idea, el mediodía no es momento de pesca, saben del tema, están cansados, pero es posible resistirse a la palabra de Cristo y al punto obedece y mientras navegan piensan y si volviéramos con pesca (la esperanza es más fuerte que la duda en el corazón del hombre (Jesús también persigue una idea. Estos pobres hombres deberán predicar el reino, deberán enfrentar la Roma imperial con las únicas armas del amor y el sacrificio. Es una locura lo que va a pedirles, los lanzará a una aventura inverosímil…por eso los debe convencer de que con Él se puede lo inverosímil…..así es todo el libro pura belleza, espiritualidad y profundidad.
Dios quiera algún llegue a parecerme (aunque sea un poquito) al renovado y probado Pedro(después de Pentecostés) en humildad, valentía y santidad.
Hasta la próxima.
Laura.
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